Uno de los temas fundantes del campo de la C&E es de la alfabetización. Como ya lo revisamos fue Paulo Freire en los años 70, quien planteó la necesidad de una relectura de los discursos dominantes que circulaban en ese momento. En su pensamiento cobra singular importancia dos aspectos, a mi entender, que tienen una particular vigencia en nuestros días en que el actual ecosistema comunicativo plantea nuevos desafíos para la formación de las personas.
El primer aspecto que deseo subrayar es el significado cultural de la alfabetización que lleva a revalorizar el mundo cultural de las personas. Trabajar el universo vocabular de los educandos, apelando a la experiencia vital, la historia y el idioma de los estudiantes es el requisito para pensar y reflexionar críticamente la cultura y la historia propia, base para crear una nueva sociedad.
La importancia del acto de leer no consiste en descifrar lo leído sino que más bien es el conocimiento de la realidad en el que uno vive. Por eso la lectura de la realidad siempre precede a la lectura de la palabra, así como la lectura de la palabra implica una continua lectura de la realidad. La lectura critica la realidad que se produce dentro del proceso de alfabetización, la lectura siempre implica una percepción, una interpretación y una reescritura de aquello que se lee.
El segundo aspecto que se destaca en el concepto de alfabetización es el significado emancipatorio/político que tiene, lo que hace referencia a que el aprender a leer y escribir nos habilita para contar nuestra propia historia.
En los 80, P. Freire postula el enfoque emancipador de la lectura como una alternativa a los enfoques académicos, utilitario, romántico y cognitivo de lectura, los cuales tienen el rasgo común de desconocer el modo en que el lenguaje confirma o niega las historias y experiencias vitales de las personas que lo utilizan. El enfoque emancipador, en cambio, aborda no solo al desarrollo de habilidades destinadas a adquirir el lenguaje estándar dominante. De ese modo –señala- se negaría en vez de otorgar significado a las experiencias culturales de los grupos lingüísticos sometidos. Por tanto, la alfabetización tiene un significado político porque los hombres y las mujeres sostienen su derecho y su responsabilidad no solo a leer, comprender y transformar sus propias experiencias, sino también a reconstituir su relación con la sociedad toda.
En este sentido, los actuales medios y las tecnologías en educación, entonces, podrían permitir experimentar un proceso de praxis dialógica, partiendo del reconocimiento del mundo cultural de los jóvenes (Huergo, 2007).
Bibliografía
consultada: Freire y Macedo (1989) Alfabetización, lectura de palabra y lectura
de la realidad, Paidós, Buenos Aires.